X-Men II


Oficialmente X-Men 2 se basa en el guión de Dan Harris y Michael Dougherty, a partir de un argumento de David Hayter (guionista de la primera entrega), Zak Penn y el propio Bryan Singer.




El arranque resulta espectacular, presentándonos a un nuevo personaje de la saga, Rondador Nocturno, quien no precisa ni una sola palabra para mostrarnos sus sorprendentes habilidades. El director amplía este particular universo mutante con varios personajes nuevos, pero esta vez opta de forma acertada por presentarlos sobre la marcha, sin detener la acción. La duración de la película es más larga que su precedente, 135 minutos contra 100 de la anterior, pero no se hace en absoluto pesada. Otros aciertos son tanto la banda sonora de John Ottman como el trepidante montaje en las escenas de acción. Yo particularmente me quedo con la pelea entre Lobezno y Dama Mortal, garras contra garras, aunque el resto de escenas no desmerece.




Por supuesto, en este baile casi ininterrumpido de personajes, unos salen mejor parados que otros. Aunque todos los actores muestran aplomo, para mí los mejores son Hugh Jackman, quien se ha metido a Lobezno en el bolsillo, y un fascinante Ian McKellen, muy alejado de su famoso Gandalf, quien nos recrea con su particular versión del Hannibal Lecter en el Silencio de los corderos (la escena de su huida de la prisión es uno de los momentos cumbres del film). El resto de los actores está a la altura, aunque no todos brillen con igual intensidad. Mención aparte merece Brian Cox en su papel de William Stryker, uno de los villanos más redondos y profundos que se pasean por las pantallas. Por cierto, Cox fue el primer Hannibal Lecter en el cine (Hunter, de Michael Mann, 1986).




Tal vez lo peor de X-Men 2 sea el final, excesivamente convencional y que por su aparatosidad parece sacado de alguna película de James Bond, ya se sabe: la consabida destrucción de la base del malo de turno. Aunque el director sabe mover con soltura el grupo de actores no deja de parecer que los unos estorban a los otros en algún momento de la acción. Sin duda con menos personajes el film habría sido más fluido. El presupuesto de 120 millones de dólares chirría en un par de ocasiones, como muestran los pobres efectos especiales en la creación de fuego por parte de Pyros. No obstante, el diseñador Guy Dyas (también responsable de The Matrix Reloaded) casi siempre se muestra solvente. Cuentan que llegó a crear personalmente más de 2.000 dibujos para construir tan fastuosos decorados. Al parecer la reconstrucción del Despacho Oval del Presidente de EE.UU., mesa presidencial incluida, les costó más de dos meses de arduos trabajos. Eso sí, los bellos paisajes canadienses merecen la pena a pesar de no estar demasiado aprovechados.




Resumiendo: película coral con excelentes efectos especiales que, aleluya, están para reforzar las buenas interpretaciones, dirección firme y un cóctel con grandes dosis de acción, violencia y... romance.

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